Los 10 mandamientos del buen diseño de Dieter Rams
Nacido en 1932 en Alemania, Dieter Rams es uno de los diseñadores industriales más respetados del siglo 20. Durante 40 años fue el diseñador más influyente de Braun, compañía alemana de productos de consumo reconocida por sus productos de diseño minimalista, funcional y estético.
A finales de los años 70, viendo que en el mundo reinaba una “confusión impenetrable de formas, colores y ruidos”, Dieter Rams se planteó la siguiente pregunta: ¿Qué es un buen diseño? Esta pregunta dio origen a sus 10 principios del buen diseño. Estos principios siguen siendo vitales 40 años después, tanto en el diseño de productos industriales como digitales.
Los 10 mandamientos del buen diseño
El buen diseño es:
1. Innovador
Los avances tecnológicos abren nuevas posibilidades para el diseño innovador. La innovación en el diseño va de la mano con la innovación tecnológica, pero nunca debe de ser la finalidad.
La tecnología debe de usarse como facilitadora, y junto con el buen diseño, expande el horizonte de posibilidades del producto.
Izquierda: TP 1 radio/phono Braun, 1959, diseño de Dieter Rams. Centro: Bolígrafo Bic. 1950. Marcel Bich usó una maquina con tecnología suiza que podía cortar y dar forma a piezas de metal de una centésima de milímetro, y con la que creó la esfera de acero inoxidable de un milímetro a través de la cual fluye la tinta. Este es sólo un ejemplo entre las muchas innovaciones tecnológicas que introdujo este producto. Derecha: UNYQ. 2014. Medical wearables. Un ejemplo de desarrollo paralelo de diseño y tecnología es el creciente mundo de las prótesis impresas en 3D con diseño y ajuste personalizado a un coste mucho más accesible.
2. Hace que el producto sea útil
Un producto se compra para usarlo. Debe de satisfacer ciertos criterios no solo funcionales sino también psicológicos y estéticos. Un buen diseño enfatiza la utilidad del producto e ignora cualquier elemento que retraiga de esa utilidad.
Las connotaciones psicológicas juegan un papel importante en la percepción de utilidad del producto, por lo cual el mismo producto puede satisfacer los criterios de ciertos individuos y no de otros. Comprar un producto Mac puede resultarle util a los que quieren expresar una imagen de creatividad mientras que otros lo pueden ver un producto vanidoso y demasiado caro. Un coche Prius puede ayudar a comunicar una imagen de respeto al medio ambiente en un grupo de personas, y en otro grupo puede despertar emociones de rechazo por diferentes razones (estéticas, etc…).

3. Estético
La calidad estética de un producto es un elemento integral de su utilidad ya que los productos que utilizamos de forma cotidiana tienen un impacto en nuestra persona y nuestro bienestar. Sólo los productos bien hechos pueden ser bellos.
Un diseño estético aporta felicidad e invita a la utilización del producto.

4. Hace que el producto sea comprensible
Un buen diseño ayuda a explicar la funcionalidad del producto. Mejor aún, puede hacer que sea el propio producto el que comunique su utilidad. Y en el mejor de los casos, el producto se explica por sí mismo.
Un producto bien diseñado no necesita manual de instrucciones. El producto mismo tiene que guiar de forma intuitiva y ordenada a su óptima utilización. El buen diseño engloba la totalidad de la experiencia, desde el momento en el que abrimos el envase en el que viene el producto. A pesar de la complejidad tecnológica del iPhone, toda la experiencia con el producto está meticulosamente diseñada para que resulte comprensible hasta a los usuarios más novatos.

5. Discreto
Los productos que cumplen un propósito específico son como las herramientas. No son objetos de decoración ni obras de arte. Por lo tanto, su diseño debe ser neutral y restringido, para dejar espacio para la auto-expresión del usuario.
La esencia del producto resulta más evidente mientras más se reste. A primera vista, las motos Harley Davidson podrían ser para algunos el ejemplo antónimo de la discreción. Pero si pensamos que muchos de los fans de esta marca compran los modelos más básicos para irlos personalizando de forma gradual, entonces empieza a tomar forma el criterio de “producto restringido que deja espacio para la auto-expresión del usuario”.

6. Honesto
Un buen diseño no exagera el nivel real de innovación, potencia o valor que tiene el producto. No intenta manipular al consumidor con promesas que no se pueden cumplir.
Un diseño honesto no frustra ni engaña al usuario porque el producto se muestra tal y como es. En una entrevista en 2015, Dieter Rams resaltaba la deshonestidad como el elemento que más le enfadaba: “Estoy enfadado por la cantidad de cosas malas y falsas que se siguen diseñando en este mundo. Productos innecesarios, falsos, deshonestos; Estas son las cosas que me enfadan”. Un producto honesto no está sobre-diseñado, y su función y uso correcto resulta evidente a primera vista.

7. Duradero
El buen diseño evita las modas y por lo tanto nunca aparece anticuado. A diferencia del diseño que sigue las modas, dura muchos años, incluso en la sociedad de hoy en día en la que impera el usar y tirar.
Apple es un gran ejemplo de buen diseño en muchos ámbitos, pero no necesariamente en el criterio de durabilidad ya que sus productos tienen un ciclo de vida corto. La marca ha sido duramente criticada por tener un modelo de negocios que algunos definen como obsolescencia programada.

8. Minucioso hasta el último detalle
Nada debe ser arbitrario o dejado al azar. El cuidado y la precisión en el proceso de diseño muestran respeto all usuario.
Los productos que cuidan hasta el mínimo detalle pueden también cobrar una utilidad exponencial ya que corrigen al usuario y aumentan su efectividad.

9. Respetuoso con el medio ambiente
El buen diseño contribuye a la preservación del medio ambiente. Conserva los recursos y minimiza la contaminación física y visual a lo largo del ciclo de vida del producto.

10. El menor diseño posible
Menos, pero mejor. El buen diseño se concentra en la esencia del producto y lo libera de los elementos no esenciales. De vuelta a la pureza, de vuelta a la simplicidad.
Menos pero mejor es el principio que mejor encapsula la filosofía de Rams. No hay que complicar un problema cuando un diseño sencillo puede resolverlo. Como la navaja de Okham, que nos dice que en igualdad de condiciones, las soluciones más simples y con menos supuestos tienen más probabilidades de ser correctas que las complejas.

Todos estos criterios del buen diseño se pueden emplear perfectamente también en cómo afrontamos nuestras vidas. Usando el principio de menos pero mejor y centrándonos en lo esencial podemos mejorar nuestra toma de decisiones y aprovechar al máximo nuestro tiempo en lo que de verdad nos importa.
Essentialism is the disciplined pursuit of less. It’s living by design, not by default. — Greg McKeown